Estos niños activos a menudo son etiquetados con TDAH, pero la realidad es que aprenden a través del movimiento y la actividad les ayuda a pensar y procesar. Cuando su atención comience a divagar, en lugar de tratar de obligarlos a sentarse en silencio, permítales hacer un poco de ejercicio y luego podrán regresar y volver a concentrarse en su tarea.
La investigación informal con niños que lucharon por aprender me enseñó que muchos necesitan mover sus cuerpos para imitar lo que están aprendiendo. Si tomamos a un alumno cinestésico o táctil y lo colocamos frente a una pieza de tecnología que no requiere una participación activa, estamos obstaculizando la necesidad natural de moverse.
Lo que me gustaría explorar es si nuestros estudiantes ganarían mucho más si se les animara a imitar su aprendizaje con el movimiento del cuerpo. Al aprender la palabra JUMP, por ejemplo, si el niño ve la palabra y salta mientras la lee, está reforzando el significado de la palabra con todo su cuerpo.
Es cierto que algunos niños no parecen confiar mucho en el movimiento que imita el concepto que se les está enseñando; otros niños, sin embargo, parecen ser incapaces de aprender sin reflejar su aprendizaje en sus cuerpos. Para estos niños, ¡cualquier tiempo que dediquemos a pensar en los movimientos que acompañan al aprendizaje vale la pena!
Absorbemos información sobre el mundo a través de nuestros cuerpos. El cuerpo es como un gran imán para el aprendizaje, que nos llega a través de los ojos, las manos, los oídos, las papilas gustativas y la nariz, y que establece el conocimiento previo necesario para un aprendizaje más complejo.